La maldición de la deuda externa

Wilson Quispe Mayta*
Mientras todos los peruanos estuvimos concentrados en los sucesos de las elecciones regionales, municipales y de referéndum, nuestro gobierno central realizaba actos de suma importancia que son de interés para la población; [i]acto en mención se realizó el día 23 de setiembre del presente, a través del  Ministerio de Economía y Finanzas, Sr. Ismael Benavides Ferreyros en representación del gobierno con el Banco Internacional de Reconstrucción y Fomento (BIRF); en ello, se suscribió un préstamo de 100 millones de dólares, con la finalidad de apoyar la consolidación de la política fiscal mediante dos componentes; que están referidos al mejoramiento de la calidad del gasto público y al fomento del crecimiento económico.
¿Qué incidencia traería esto en los peruanos?, ¿Los prestamos ayudaron a mejorar las condiciones de vida de la población?, para dar respuestas ello, tenemos que hacer una retrospección de los acontecimientos históricos en el tema, esto nos ayudará a tener contexto y ver si son positivas o negativas, de ahí sacar nuestras propias conclusiones.
El país se encuentra endeudado desde el inicio de la república, ya que tuvo que realizar préstamos para el proceso de la independencia. La guerra del pacifico nos dejó una economía en fracaso: perdimos territorio, perdimos nuestro principal producto de exportación (el salitre). Durante el gobierno de Velasco Alvarado se solicitaron préstamos para adquirir armamento, esto con miras a una guerra con Chile. El problema se agudizo en el primer gobierno de Alan García donde se declaró la deuda como impagable, esto originó que el Perú sea considerado un país inelegible y de alto riesgo.
            Por consiguiente, la deuda externa en nuestro país, es una historia de fracasos, frustraciones y de injusticia social, no es exagerado afirmar esto si se consigue estudiar de manera crítica todo el proceso de endeudamiento. Los efectos de ello muestran, que en la actualidad continuemos pagando estas deudas a pesar que se hicieron hace varias décadas, para dar mayor idea lo expuesto; los gobiernos tuvieron que reducir los gastos de inversión para poder pagar las obligaciones de la deuda, es así, que se deja de invertir en educación, salud, agua potable, electrificación, vivienda, infraestructura vial, etcétera. Esta afirmación debe respondernos a la interrogante, ¿Por qué la inversión en educación es muy paupérrima a diferencia de otros países?, a la vez el consumo interno disminuye y así afecta a la tasa de crecimiento económico; esto trae como consecuencia la falta de empleo y el aumento de la pobreza.  
A pesar que en la actualidad el Banco Central de Reservas del Perú (BCRP), Ministerio de Economía y Finanzas (MEF), el Fondo Monetario Internacional (FMI)[ii], estiman un crecimiento por encima del 8,3 por ciento, frente a los 6.3 % previstos a inicios de año, y se espera como mínimo un crecimiento del 6% para el 2011, en comparación con otros países latinoamericanos, como Chile nuestra economía es muy buena, pero nuestra nave del crecimiento colisiona con la cruda realidad del poblador común y corriente ya que no ve el impacto en sus vidas; no tienen una alimentación adecuada, salud, educación, vivienda, servicios básicos, etcétera. Entonces de que crecimiento hablamos, y si la hay, no sería lo idóneo que primero se cancele las deudas que estamos arrastrando, [iii]las cuales entre deudas externas e internas suman más de 31 millones de dólares; por ende ser un país libre de deudas y así se pueda invertir en proyectos que mejoren las condiciones de vida de la población.
Paradójicamente, muy poco se conoce sobre este tema a pesar de constituir un problema para nuestro desarrollo en la actualidad, por eso, casi nunca se han producido discusiones democráticas sobre las causas y consecuencias políticas, económicas, financieras y sociales del endeudamiento externo. Es muy alarmante e indignante que nuestro actual gobierno haga un nuevo tipo de préstamo de tal magnitud, sabiendo las consecuencias que trae consigo. Al parecer con todo lo mencionado, la maldición de la deuda seguirá afectando nuestro futuro y de las futuras generaciones.

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