En estos últimos días el voto blanco y nulo supuestamente va aumentando en la opinión de la sociedad civil, argumento generado por representantes de las instituciones de la sociedad, la explicación que indican éstos son a raíz de los sucesos ocurridos en los distintos debates, ya que los candidatos conjuntamente con sus equipos técnicos no muestran propuestas contundentes para solucionar los problemas de la región, por lo tanto, indican que los ciudadanos no se sienten representados por los políticos, que los partidos políticos, no se guían por el interés de la población, sino que más bien, viven y actúan para defender sus propios intereses. Pero cabe indicar que son hipótesis infundadas, ya que por medio no existe una encuesta donde podamos tomar los indicadores de percepción de la población rural y urbana sobre la intención de voto.
Seguramente al indicar el aparente aumento de los votos blancos y nulos tomaron como referencia los resultados finales de la primera vuelta, éstos sumados alcanzaron 196 mil 321 votos, cantidad sumamente interesante, sin embargo, al realizar el análisis de un suceso, importa mucho el contexto y los actores involucrados, entonces, considero que tal porcentaje originó la demasía cantidad de candidatos, de ahí que la población no tenía una información adecuada de los planes de gobiernos y optó los votos en mención. Pero ahora, el panorama es muy distinto con solo dos candidatos en disputa y dudo mucho que estos votos alcancen tal cantidad en ésta segunda vuelta.
Es innegable el hecho que el voto blanco y nulo es una alternativa democrática; el que vota en blanco o nulo tiene la conciencia tranquila, ello no generaría ningún cambio en el resultado final porque lamentablemente existen dos opciones y uno de ellos ganará, necesariamente. Si queremos impulsar el voto en blanco o nulo como alternativa para anular el proceso electoral, perdemos nuestro tiempo. La constitución Política del Perú en su Art. 184 señala “El jurado Nacional de Elecciones declara la nulidad total del proceso electoral, de un referéndum o de otro tipo de consulta popular cuando los votos nulos o en blanco, sumados o separadamente, superen los dos tercios del número de votos emitidos”. Por tanto, en primera vuelta electoral se contabilizó 688 mil 749 votos emitidos, de los cuales, 196 mil 321 fueron votos nulos y en blanco, es decir, 28.504% por tanto, necesitaríamos de 459 mil 166 votos, cifra casi imposible de alcanzar.
Si queremos ser más realistas usemos las matemáticas y la lógica. Si en primera vuelta Luque obtuvo 114 mil 912 votos (23.336) y Rodríguez alcanzó el 15.200% (74 mil 850), entonces entre ambos candidatos existe un total de 498 mil 987 votos cautivos de los válidos, dicho de otra manera, tanto los nuevos votos de Luque como de Rodríguez no van a tender a disminuir en vista que el elector puneño ya no se encuentra frente a un escenario disperso de votos, por el contrario, va a tener sólo cuatro opciones: vota por Luque, por Rodríguez, en blanco o nulo.
Por otro lado, Luque tiene mayor caudal de votos que Rodríguez, ambos recurren a prácticas de guerra sucia, sin embargo, votar en blanco o viciado beneficia más a Luque que a Rodríguez porque la tendencia de los votos es a incrementar las preferencias para ambos candidatos, engrosando aún más la cifra de votos blanco o nulo, por lo que probablemente la tenencia se mantenga, predominado la intención de voto hacia Luque.
A manera de conclusión, el voto blanco o nulo, en este escenario, si bien es de principios y representa la dignidad, de ninguna manera impedirá que gane uno de ellos, por lo que lamentamos el destino que le depara a nuestra región. Repito, ambos candidatos sean buenos o malos, lamentablemente uno de ellos será el que triunfe, son paradojas de la democracia.
Publicado en: Los Andes
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