El Perú se ha convertido en uno de los países de destino de la inversión minera en el mundo. Los altos precios internacionales de los metales y la generación de rentas para el país están llevando a que la economía gire en torno a este tipo de actividades motivadas por las industrias extractivas. En este contexto la región de Puno no está ajena a ello, por ser rica en recursos naturales, ya que el principal producto de exportación de la región, son los minerales, según la Cámara de Comercio y Producción. Por otro lado, nuestro contexto es paradójico ya que las estadísticas del INEI demuestran curiosamente que los distritos con más minería son los más pobres: Ocuviri (Lampa) 91.6%, Limbani (Sandia) el 90.8%, etcétera.
Como hemos visto, en los últimos días se han hecho más visibles una serie de conflictos sociales por las nuevas concesiones mineras, ello nos debe de preocupar y buscar algunas explicaciones al porqué de los sucesos que nos ponen en ojo de todos. Es muy cierto que el país en los últimos años está creciendo gracias a la exportación en materia prima de los minerales, lo que no entiende la población es cómo todos estos recursos económicos no están siendo capaces de disminuir cuantitativamente y cualitativamente la pobreza y extrema pobreza en la región.
Uno de los directos responsables de esta percepción es sin duda el propio Estado por la implementación inadecuada de políticas redistributivas que no beneficien al conjunto de la población, por otro lado, se ve a un Estado que no regula la actividad extractiva y consecuentemente el medio ambiente es degradado por las mineras. Otro de los grandes responsables son los gobiernos locales, uno de los principales fuentes de financiamiento que reciben las municipalidades son los recursos económicos del canon minero, según los reportes del MIM-Puno y cruzando información, éstos dinerarios no son adecuadamente invertidos de acuerdo a los instrumentos de gestión como el Plan de Desarrollo Concertado y los Procesos del Presupuesto Participativo, obviamente no tienen el impacto positivo, por tal motivo, los pobladores no ven a la minería como benéfica para la solución de sus problemas y necesidades insatisfechas. Consecuentemente, el rechazo total a las nuevas concesiones mineras. Gran parte de la inadecuada inversión de los dinerarios del canon minero es la misma sociedad civil, por no tener una intervención optima en los espacios de participación ciudadana, y si existe ésta, se prioriza proyectos que no benefician a la mayoría de la población, por tal motivo, los dineros del canon minero no son vistas como recursos que puedan mejorar la calidad de vida de la población.
Como vemos, son varias las razones por la cual la población no desea la minería, porque no ven nada beneficioso y al contrario son vistas como contaminadores del medio ambiente y para el hombre andino es matar a la madre tierra que les da sus frutos para la sobrevivencia de su familia. Frente a ello, las propias mineras son los llamados a cambiar la percepción negativa de los pobladores, unas de los razones que se da en varias empresas mineras en el Perú es la falta de voluntad en la aplicación de “Responsabilidad Social Minera” ya que ello, es un compromiso de largo plazo a la contribución activa y voluntaria al desarrollo sostenible, económico y ambiental con el objetivo de mejorar la calidad de vida de la población.
Esperemos que todos los involucrados en el problema reflexionemos y busquemos alternativas de solución, imaginémonos que con mineras adecuadamente gestionadas y con nuevos contratos, la calidad de vida de la población mejoraría y las brechas sociales desaparecerían.
Artículo publicado en el diario los Andes